Ascensión al Mulhacen invernal por Francisco Javier Nadal

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Cronica escrita por Francisco Javier Nadal particioante de la Ascensión al Mulhacen del 21 y 22 de diciembre del 2014

CRÓNICA DE UNA APOTEOSIS
Ya desde el año pasado tenía en mente este reto de subir al Mulhacén desde la propuesta de Al Andalus Activa. Finalmente ha podido ser este fin de semana del 20-21 de diciembre. A las 10 de la mañana nos encontramos el grupo (14) con los dos guías que nos iban a subir, Balbino y Carlos, en Capileira. Desde allí en los coches subimos hasta la central eléctrica pues por la nieve íbamos a subir por el camino de la… A las 11 aproximadamente empezábamos nuestra ascensión. En este primer día hacíamos la aproximación hasta el refugio de Poqueira. Fueron 4 horas aproximadamente de camino por unos senderos preciosos, y con un fondo majestuoso…el grupo subía con ánimo, y empezábamos a comprobar la dureza de este reto apasionante. Esta primera parte del camino, sería un buen entrenamiento para el día siguiente. La llegada al refugio la hicimos con gran alegría, y ya había servido para cohesionar un grupo fantástico y solidario. Vamos, la vida misma, “solos no se puede ir muy lejos”.

Escursion al Mulhacen


Después de almorzar, hicimos unos entrenos en la nieve para aprender a colocarnos los trampones (artilugio con pinchos que se adapta a las botas para andar por la nieve), y para aprender técnicas de “autodetención” en caso de resbalarnos y deslizarnos por la nieve. Un rato muy distendido, de risas y de aprendizaje más que necesario para el día siguiente. Después nos aseamos y pusimos cómodos para un buen rato de convivencia en el salón del comedor del refugio, donde terminamos cenando. A las 10 ya estábamos descansando pues el día siguiente prometía…nervios, y ya medio soñando e imaginando el día siguiente. Uno del grupo veía impotente como su gastroenteritis iba a peor e impediría finalmente su ascensión al Mulhacén.

iniciación al alpinismo subida al mullhacen


A las 6 de la mañana todos en pie, y después de un buen desayuno, nos dispusimos en medio de la noche en dirección a nuestra ansiada cumbre del Mulhacén. Los primero pasos eran muy ilusionantes, pero poco a poco en medio de la nieve y de un hermosísimo amanecer fuimos tomando conciencia de la gran dureza de este reto. Era un caminar lento, a través de unas lomas (no recuerdo el nombre técnico de esas pendientes que dan miedo) cada vez más inclinadas. El cansancio poco a poco se iba apoderando de nosotros, algunos del grupo incluso se quedaron retrasados sin finalmente poder llegar a la cumbre…pero el intento hasta el límite de sus fuerzas era su “auténtica cumbre”, no solo llega el que hace cumbre, sino aquel que lo intenta hasta sus propios límites. Increíble el ánimo que nos íbamos dando unos a otros y la ayuda solidaria cuando compartíamos agua o algún pequeño alimento: “no puedo más”…”si, venga, que ya estamos llegando, poco a poco, dando pasitos y descansando llegaremos…seguro”. Los pasos ya dados y marcados en la nieve por los que iban delante eran nuestra guía y aliento, unos pasos en zigzag de izquierda a derecha que poco a poco nos iban acercando a la cumbre…”¡Qué poco nos queda, vaaaaamoooosss!” Los metros finales son una apoteosis…”¡siiiiii, lo hemos conseguidooooo!”. Todos de acuerdo en que ha sido más duro de lo que nos podíamos imaginar, y que todo lo hermoso y maravilloso que contemplan nuestros ojos, es comparable al sufrimiento vivido hasta llegar a la cima. Lo bonito de esta vida cuesta muuuucho trabajo y esfuerzo. ¿Las vistas? Buffff, sin palabras…LA MAJESTUOSIDAD DE LA OBRA CREADORA DE DIOS EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN. Estábamos en el punto más alto de la península. Fueron 30 minutos en la cima (algunos menos tiempo) de recrearnos en nuestra hazaña, y dando gracias por poder estar allí después de tanto esfuerzo.

En la cumbre del Mulhacen

Después de la apoteosis de la cima, nos quedaba la vuelta al refugio (3 horas y media de camino aproximadamente) para almorzar, y terminar bajando a nuestro punto de salida, Capileira (otras 3,30 horas aproximadamente). La satisfacción con la que fuimos bajando para nosotros se queda, contemplando de frente un paisaje maravilloso, y aunque en esta bajada primera sufríamos una y otra vez el hundimiento “empachoso” de nuestros pies en la nieve, ya nada nos quitaba la alegría. Tres horas disfrutando de verdad, y donde el cansancio y los dolores ya no nos hacían mella. Llegada al refugio, almuerzo rápido de unos bocadillos con algún “piquislabi” y recogida de materiales, mientras hablábamos entusiasmados de nuestra hazaña, y otra vez a andar, a la hora de haber llegado de la cima del Mulhacén, para Capileira. En nuestra mente no dejábamos de recrearnos de lo vivido horas antes. Finalmente se nos hizo de noche. Esta bajada final fue donde el grupo se terminó de cohesionar, especialmente esperando, acompañando y animando a uno de los nuestros, que heroicamente caminó con un esguince (leve, pero esguince en definitiva)…Llegados a nuestro punto de partida, abrazos de despedida y agradecimiento por todo lo que nos habíamos aportado, e indudablemente por el “buen hacer” de nuestros guías Balbino y Carlos. Cervecita y refresquito en Capileira y todos a sus destinos de origen con una sonrisita que nadie nos quitaba ya…Son muchas más las cosas que podría expresar de esta bendita experiencia. A buen seguro que los días irán asentando todo lo vivido. OS PEDIRÍA A LOS QUE HABÉIS COMPARTIDO ESTA EXPERIENCIA QUE AÑADÁIS VUESTRA PROPIA VIVENCIA, pues aquí seguro que se me habrán escapado muchíiiisimas cosas. Gracias grupo, gracias Balbino y Carlos, nuestros grandes guías, gracias Al-Andalus Activa,…y por supuesto gracias a Dios por su obra creadora y por haberme posibilitado vivir esta experiencia.