La Tarasca (del francés Tarasque, y éste del topónimo de la localidad de Tarascon, en Provenza, Francia) es una criatura mitológica cuyo origen se encuentra en una leyenda sobre Santa Marta.
Según cuenta la leyenda, esta criatura habitaba en Tarascón, Provenza, y devastaba el territorio por doquier. Se describe como una especie de dragón con seis cortas patas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión. Su cabeza era descrita como la de un león con orejas de caballo y una desagradable expresión.
El Rey de Tarascón había atacado sin éxito a La Tarasca con todas sus filas y su arsenal, pero Santa Marta encantó a la bestia con sus plegarias, y volvió a la ciudad con la bestia así domada. Los habitantes aterrorizados atacaron a la criatura al caer la noche, que murió allí mismo sin ofrecer resistencia. Entonces Santa Marta predicó un sermón a la gente y convirtió a muchos de ellos al cristianismo.
Cada miércoles de feria, a media mañana, se desvela el mejor secreto guardado que existe en Granada: el vestido de la Tarasca. Y una cosa es segura, no faltará quien lo critique, sea como sea el vestido, da igual largo que corto, discreto o de colores vistosos, clásico o moderno, atrevido o coqueto… No hay que olvidar el famoso dicho existente en la ciudad de que «vas vestida peor que la Tarasca». A pesar de ello, para cualquier profesional granadino de la sastrería o el diseño es un privilegio ser llamado para vestir a la maniquí más famosa que existe en la ciudad. Y es que bien podemos considerar a la Tarasca como la reina de estas fiestas, ¿o no es ella la mujer más característica del Corpus? Señora de la fiesta y emperatriz de la diversión, la Tarasca cada año pasea por la ciudad sobre el lomo de un fiero dragón que parece quedar rendido a sus pies, y es que ésta modelo de coquetas medidas se siente la estrella de la más afamada pasarela de la ciudad. Además, desde el miércoles al domingo se encuentra expuesta en el zaguán del Ayuntamiento, lugar donde recibe la visita de centenares de personas que se acercan hasta ella con peculiar veneración.
La Tarasca era figura corriente en muchas otras celebraciones, remontándose sus orígenes incluso a las antiguas culturas de Babilonia, Egipto y Grecia. Hasta nuestros días ha llegado esta extraña figura mezclada con leyendas religiosas de santas que vencen a espantosos dragones, como el caso de Santa Marta que venció a un monstruo en Tarascón (Francia). En concreto, la tradición dice que los habitantes de esta ciudad de la campiña de la Provenza estaban atemorizados por culpa de un dragón alado y que pidieron a Dios que les ayudara. Dios envió entonces a Marta, una joven mujer que luchó contra el monstruo venciéndolo, lo que hizo que todos los habitantes de Tarascón se convirtieran al cristianismo y en recuerdo de la hazaña comenzaran a procesionar cada año la figura de un monstruo encadenado a los pies de una dama.
El nombre de Tarasca hace pues alusión al monstruo que dicen existiera en la mencionada ciudad francesa –parece ser que un dragón o gran serpiente–. De todos modos no falta quien ve en la figura de la Tarasca la representación del bien y del mal, de las contradicciones: el dragón monstruoso frente a la belleza de la mujer, la fiera rendida ante la sencillez de una persona… Tanto la figura del dragón como la del maniquí han variado con el paso de los años, ya que parece ser que pronto comenzaron los granadinos a acompañar las fiestas del Corpus con la procesión de esta figura acompañada de gigantes, cabezudos y diablillos. De hecho una Real Cédula fechada el 21 de julio de 1780 prohíbe la salida de «gigantones, gigantilla y Tarasca».
Pero pronto lograría recuperarse la tradición prohibida. Con el paso de los años la Tarasca se convirtió en un punto de referencia para el mundo de la moda en la ciudad y así encontramos, por ejemplo, que en los periódicos del año 1883 describían ya el traje que ese año había llevado la Tarasca diciendo que era «precioso y elegantísimo, de tela de velo de religiosa, última novedad, color rosa pálido y adornado con grandes ramos, hojas de parra sobrepuestas y terciopelo cuivre