La cueva del Gato, una de las cavidades más conocidas de la Serranía de Ronda, ha pasado en pocas décadas de ser una gruta que contaba con zonas peatonales e iluminación para el acceso de los trabajadores que construían la llamada presa de Montejaque, a convertirse en un club de élite reservado únicamente para aquellos que están federados como espeleólogos a través de la Federación Andaluza del Espeleología. Ese carné es la única excepción que hace la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, lo que tiene en pie de guerra a las empresas de turismo activo que trabajan en la zona, debido a la prohibición existente en estos momentos para entrar en la misma y hacer su travesía.
Hasta el momento de la prohibición esta actividad era la más demandada en la zona, hasta el punto de que se calcula que las pérdidas directas para las empresas son de unos 300.000 euros anuales, mientras la comarca podría haber dejado de percibir más de 1 millón de euros, que es el cálculo que se tiene sobre el dinero que se dejaban en la zona estos turistas durante la estancia para visita la cueva.
De momento, la última reunión mantenida entre representantes del sector y de la propia Consejería de Medio Ambiente terminó sin acuerdo. Únicamente se arrancó el compromiso de tratar de tener una decisión definitiva sobre los permisos de accesos antes de que finalice el año. Mientras tanto, fuentes próximas a las negociaciones se muestran «pesimistas» con posibles avances, al considera que no existen voluntad de abrir nuevamente la cavidad a la actividad turístico-deportiva, y mantenerla restringida únicamente a la actividad catalogada como deportiva.
Precisamente, algunas de las personas que quieren realizar el recorrido estarían utilizando la vía de la federación puntual en este deporte para tener la opción de acceso a la misma, un hecho que fuentes del sector turístico no terminan de entender, ya que la posible apertura de la cavidad tiene que ser consultada a la Federación Andaluza de Espeleología y su informe es vinculante, aunque, paradójicamente, podría beneficiarse de forma indirecta de que se mantenga la prohibición de acceso.
Mientras tanto, desde el sector local del turismo activo tampoco terminan de entender las razones esgrimidas para el cierre, basadas en el posible daño sobre la abundante colonia de murciélagos (los propios técnicos de la Junta reconocen que bajó su número tras la prohibición de entrada) y la dificultad de efectuar en rescate en el interior de la cueva en caso de accidente.
En este sentido, se apunta a la necesidad de que sean los efectivos de equipos especializados en rescate de Andalucía los que evalúen dicha dificultad, al tiempo que admiten la posibilidad de limitar parte del recorrido, aunque reclama la apertura de, por lo menos, algunos de los tramos de la misma. A todo ello, la prohibición parece que no logró que algunos aficionados decidan saltarse la prohibición y hacer bajo su responsabilidad el recorrido, aunque en este hecho podría no se podrían exigir responsabilidades de ningún tipo a la administración, un aspecto que parece presentarse como uno de los grandes inconvenientes a la hora de volver a dar autorizaciones
Por otra parte, los accesos a la cavidad, aunque sea únicamente a los alrededores de su entrada, siguen presentado un lamentable estado, con el puente sobre el río Guadiaro derrumbado y reconstruido de forma artesanal con unos escalones en su parte más pendiente. No obstante, la mayor parte de la estructura está sobre el lecho del río y es necesario pasar por el agua para cruzar y llegar a la gruta.