Origen de las vías ferratas, Historia de las Dolomitas.
La región de las Dolomitas, que forma parte de los Alpes Orientales, se extiende sobre una vasta zona que va desde el Val Sugana a Val Pusteria y desde el valle del Adige al Valle del Piave; ocupa el territorio de cinco provincias (Trento, Bolzano, Belluno, Udine y Pordenone) repartidas en tres regiones: el Trentino-Alto Adigio, el Véneto y el Friuli-Venecia Julia. Las Dolomitas son muy diferentes del resto de los Alpes; su aspecto está caracterizado por amplísimos valles cubiertos de bosques y prados desde los que se alzan, recortándose verticalmente por centenares de metros, los numerosos y aislados macizos montañosos. Estos últimos están formados en su mayor parte por una roca caliza de origen marino llamada dolomía(denominada así porque la estudió en el siglo XVIII, 1791, el geólogo francés Déodat de Dolomieu). Los Dolomitas fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2009. La forma recortadísima y variada de los relieves, se debe a la acción erosiva de los agentes atmosféricos que a lo largo de millares de años han corroído los estratos superficiales más blandos, formando torres, grietas, agujas, angostas sendas en la roca, etc; los residuos de esta lenta corrosión, acumulados a los pies de las paredes, forman los característicos ghiaioni.
Los Montes Pallidi o Dolomitas. Origen.
El origen geológico de estas montañas, al igual que de otras muchas, nos remonta 200 millones de años atrás, cuando en el Mesozoico (Era Secundaria) y más concretamente en el Triásico, se da un proceso lento de sedimentación que durara aproximadamente 30 millones de años. Bajo el mar de Tétide (Tetis) se irán acumulando todo tipo de restos minerales y animales que darán lugar en su fondo a grandes bancos de coral y de caliza. Más tarde, las fuerzas que originaron el plegamiento Alpino, lograron que estas curiosas montañas emergieran a la superficie, provocando una nueva organización del relieve. Con todo, lejos de crearse una orografía definitiva, terremotos, calor, nieves, aguas y demás fenómenos de erosión han ido moldeando el paisaje sin desmayo hasta determinar su configuración actual. Si espectacular y atrayente se antoja a nuestra vista el resultado exterior de tanta transformación, no podemos dejar de lado tampoco la propia composición de sus materiales, ya que a ella se debe el nombre de estas montañas. La curiosa historia nos remonta a finales del S.XVIII, época en la que estas cumbres se conocían todavía con el nombre genérico de Montes Pallidi. El paisajista Albanis Beaumont y el mineralogista Déodat Tancredede Dolomieu habían constatado por diferentes caminos que la composición de estas rocas era algo singular, pues al frotarlas entre sí despedían una luz fosforescente. Dolomieu decidió enviar un fragmento de “esta misteriosa caliza que contenía magnesio” al profesor de Geología Nicolás Théodore de Saussure para analizarlo, rogándole que al ser clasificado se le denominara Saussurita, en honor de su propio padre el naturalista Horace Bénédict de Saussure. Nicolás renunció generosamente a este nombre dándole en honor a su propio descubridor el de “Dolomita”. Déodat Tancredede Dolomieu
Montañas más famosas.
- Marmolada, 3.342 m
- Antelao, 3.263 m
- Tofane, 3.244 m
- Pelmo, 3.169 m
- Sassolungo, 3.181 m
- Tre Cime di Lavaredo, 2.999 m
- Catinaccio, 3.002 m
- Sass Pordoi, 2.950 m
- Latemar, 2.842 m
El Hada de los Dolomitas y otros pueblos.
Moena, o Hada de los Dolomitas es, además, el acceso a la Ladinia, antiguo territorio de orígenes celtas y romanos donde aún se habla una lengua retorromance, el ladino, utilizado por apenas un tres por ciento de la población, que suele expresarse en italiano o en alemán. El pueblo de Canazei, el corazón de los montes Dolomitas, cierra por el norte el valle de Fassa. Al este se erige la Marmolada, con sus llanuras nevadas y su Ciudad de Hielo, un conjunto de galerías excavadas en 1917, cuando el frente de la Primera Guerra Mundial se disputaba en estas cumbres alpinas. Esta red de túneles mide unos doce kilómetros de largo y tiene hasta mil metros de profundidad. Si se vuelve la mirada hacia el oeste, se puede abrazar el grupo del Catinaccio y los macizos de Sciliar y Rosengarten (jardín de rosas, en alemán), un interminable rosario de crestas dentelladas, cimas y agujas que albergó el reino del mítico rey Laurino. Cuenta la leyenda que el soberano únicamente amaba a su hija y a su jardín de rosas. Siguiendo el perfume de las flores, un día el príncipe Latemar llegó al reino y raptó a la chica. Laurino maldijo por ello a las rosas y las condenó a ser invisibles de día y de noche. Pero se olvidó del amanecer y del atardecer, cuyas luces aún hoy dan lugar a la «enrosadira», el fenómeno que enciende las cumbres de morados y rojos.
Dolomitas y la Primera Guerra Mundial.
Para los amantes de las montañas y del esquí, los Dolomitas son casi un paraíso. Pero ese paraíso se ha convertido en infierno en la primera guerra mundial, ya que los Dolomitas han sido escenario de duras y sangrientas batallas entre el Imperio Austro-Húngaro y Italia. Las divergencias del inicio del siglo XX entre las principales potencias europeas ha conducido a la formación de dos alianzas, la Triple Entente (Alemania, Austro-Hungría y Italia) y la Triple Alianza (Inglaterra, Rusia y Francia). A pesar de su Alianza con Alemania y Austro-Hungría, Italia ha permanecido neutral en el inicio de la guerra, en 1914. En esas fechas, una parte del que es el norte de Italia, sobre todo en las provincias que hoy son el Trentino y el Alto Adige, pertenecía a Austria. Después de un año de neutralidad, Italia empezó a pretender concesiones territoriales y, delante del peligro que representaba un nuevo frente contra los italianos, los austriacos se han dispuesto a conceder el Trentino, con la excepción de los valles ladinos y del Ampezzo. Pero la Triple Entente ha ofertado aún más a Italia, que en caso de victoria, recibiría el Trentino, el Tirol del Sud, la Istria y la Dalmacia. En 26 de Abril de 1915, Italia firmó el Tratado de Londres con Inglaterra, Rusia y Francia y, el 23 de Mayo, Italia declaró guerra a Austria. Pocos días después, los austriacos abandonan Cortina, que les pertenecía desde hace 400 años. Marmolada Desde el final del siglo XIX que los austriacos habían construido fortificaciones en los Dolomitas. Con el inicio de la guerra con Italia se han reforzado las líneas del frente, con la excavación de trincheras, ensanche de carreteras y construcción de remontes para transporte de materiales a la cima de las montañas. En 24 de Octubre del 1917, el ejército austro-húngaro, con la ayuda de los alemanes, empezó un ataque en Caporetto, en el Veneto, sorprendiendo los italianos que han tenido una durísima derrota, con muchos muertos y casi 300.000 hombres hechos prisioneros.´ Después de Caporetto, el frente pasó para otras zonas y la guerra terminó en los Dolomitas. Cortina d´Ampezzo ha vuelto a ser ocupada por los austriacos hasta su retirada, en finales de 1918, poco antes del fin de la guerra.
Origen de las primeras vías ferratas.
Las primeras ferratas se construían para ayudar a las tropas a moverse a gran altura y en condiciones muy difíciles, ya que la construcción era muy precaria debido a los materiales utilizados, cuerdas y maderas principalmente, se fijaban líneas permanentes con cuerdas a las paredes rocosas y escaleras para que las tropas pudieran ascender caras escarpadas. Estos fueron los orígenes de las primeras vías ferratas en Europa. Eran caminos estratégicos usados por los Alpini, cuerpo de la infantería del ejército italiano, para sorprender al enemigo. Toda esta red de ferratas se ha ido restaurando con el tiempo, y se han agregado muchas nuevas. Los cables de acero han reemplazado a las cuerdas, escaleras de hierro y los peldaños de metal anclados en la roca han tomado el lugar de las endebles estructuras de madera usadas por las tropas. Puente en vía ferrata Ivano DiBona
Alpinismo y Dolomitas.
La era del Alpinismo llegó a este rincón mucho más tarde que a otras montañas, casi un siglo después de que Balmal y Paccard ascendieran en Chamonix a la cima del Mont Blanc. Sólo a partir de la segunda mitad del S.XIX estas inexpugnables fortalezas comenzaron a ser asaltadas sistemáticamente por ávidos exploradores y científicos aventureros. Acompañados por cazadores que conocían bien los flancos de las montañas. y utilizando un rudimentario material, consiguieron aplicar las incipientes técnicas de escalada para lograr los primeros éxitos. La fecha del19 de septiembre de 1857 significará un cambio en el rumbo de estas montañas, cuando Sir John Ball, presidente del British Alpine Club, puso sus pies sobre una de las grandes cimas dolomíticas: elPelmo (3.168). Este triunfo se vio refrendado tres años más tarde durante el transcurso de una expedición a la Marmolada pues, aunque no dominaron su punto culminante, lograron acceder a la Punta di Rocca (3.309), segunda altura del macizo. Sir John Ball Si el inglés Ball fue el pionero pronto apareció en escena “El rey de los Dolomitas“, apodo con el que se conoció al vienés Paul Grohmann. Joven y emprendedor, logró durante la década de los sesenta las más excepcionales escaladas coleccionando para sí una impresionante lista de “primeras” a estos colosos. Acompañado de guías como Francesco Lacedelli “El viejo Checco”, Angelo y Fulgencio Dimai, PeterSalcher y Franz Innerkofler fue hollando sucesivamente las Tres Tofanas, Antelao, Sorapiss, Marmolada, Cristallo, Tre Scarperi, Sassolungo y la Cima Grande di Lavaredo, último de sus grandes éxitos. Francesco Lacedelli Tras eclipsarse su figura, llegaría a los Dolomitas la época de la técnica y de los grados de dificultad, a la vez que los románticos se vieron irresistiblemente atraídos por sus rincones. El pintor inglés E.T. Compton y el fotógrafo austríaco T. Wundt entre otros, dejaron la impronta de su arte, que sirvió para dar a conocer al mundo la belleza de estos parajes. Paul Grohmann Actualmente encontramos mil razones para esquiar, escalar y maravillosas rutas de senderismo y trekkink, vías ferratas.. En la actualidad, según John Smith y Fletcher Graham,autores del libro “Vías ferratas de los Dolomitas Italianos” existen 80 ferratas de diferentes niveles:
- Grado 1 – 29 rutas
- Grado 2 – 25 rutas
- Grado 3 – 14 rutas
- Grado 4 – 7 rutas
- Grado 5 – 5 rutas
Articulos y fotos sobre Vías Ferratas en Dolomitas
Fuente: Diario Mistral