No ver para creer

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No ver para creer

Escrito por  PABLO RODRÍGUEZ  para el periódico el IDEAL de Granada  (24/05/2013)

El mundo está hecho para los valientes, para los que entienden los retos como un paso más en esa bella y dura carrera que es la vida. Bien lo sabe Miguel Machado, una de esas figuras chapadas por el esfuerzo a las que la juventud dota de un especial brillo. Este granadino de 16 años acaba de superar el último de los desafíos: recorrer la vía ferrata del Tajo de Ronda.

No ver para creer

Los altos muros de la sierra malagueña han sido testigos del último desafío de este joven invidente de Pinos Genil. Junto a su hermano Pepe, de 18 años, y los monitores de la Escuela Al-Andalus Activa, Laura López-Recalde y Jesús Olvera, han recorrido los noventa metros de desnivel del Tajo. ¿Pero qué ha llevado a estos dos jóvenes hasta este punto de Málaga? «Las redes sociales», responden. «Como Twitter está de moda y nosotros estamos trabajando diferentes deportes, decidimos ponernos en contacto con Al-Andalus Activa por este canal para llevar a cabo diferentes pruebas, y una de ellas fue la de Ronda».

Tras las conversaciones, esperaba Ronda. El Tajo es la joya de la corona. Allí, en las faldas de la ciudad, la antigua Sevillana de Electricidad colocó en la década de los 30 unos pequeños escalones de hierro para que sus trabajadores pudieran construir unas paredes de mampostería en la roca. La zona quedó abandonada durante años, hasta que Al-Andalus Activa las recuperó como parte de un programa turístico. El lugar ofrece una oportunidad para los más atrevidos, que como Manuel y Pepe sin duda agradecen las excelentes condiciones del recorrido. «La verdad es que es una experiencia espectacular, chulísima, motivante», señala Pepe. Junto a su hermano, atravesaron las veredas de los pies del Tajo, una zona de difícil acceso y donde las piedras se erigen como barreras en mitad del camino.

Allí, antes de la escalada, los guías repasaron los últimos detalles para que Manuel conociera de primera mano las condiciones de la subida. «Estuvimos estudiando los anclajes, la forma en que había que colocar los mosquetones, lo normal en estos casos. Manuel es un deportista nato que no necesita demasiados consejos para saber lo que tiene que hacer», explica Jesús Olvera.

De ahí en adelante, un reto de metal y roca. Laura y Jesús encabezaron la cordada, encargados de guiar los pasos de los dos hermanos y de hacer las fotos. Por detrás, Miguel y su hermano Pepe, concentrados en la escalada. «Mi hermano iba con una cuerda, por si acaso, pero con el nivel físico que tiene tampoco le hacía falta», detalla con orgullo Pepe. Solo dos tramos forzaron los límites de los escaladores. En un primer trozo de pared, el tiempo había desgastado los escalones y la roca se ofrecía desnuda a los dos jóvenes granadinos. Más adelante, uno de los riscos sobresalía, formando una especie de techo. Nada que no pudiera superar Miguel. «Quedabas como en el aire, pero no hubo ningún problema», describe Pepe.

Miguel no conoce el miedo y ya tiene en mente nuevos objetivos. El pasado fin de semana corrió en Granada la Carrera de las Dos Colinas que organiza el Ejército. «Y lo próximo que vamos a hacer es barranquismo en el río Verde, en Otívar», señalan.

El deporte lo llevan en el ADN y la discapacidad no es una barrera sino un desafío. «El límite está donde uno quiere, no donde uno puede», dice con orgullo Miguel. Esta filosofía de vida le ha hecho popular en Sierra Nevada, donde él y su hermano practican esquí durante la temporada de nieve. «Allí no nos ven como el ciego que hace esquí y su hermano, sino como los dos que van con la música a tope», señala Pepe entre risas. Por las tardes, cuando más concurrida está la zona, se les puede ver bajar sin miedo, uno detrás del otro, en una nube de música electrónica y voces.

En su blog, titulado ‘Ski sin límites’, dan buena cuenta de sus aventuras. «El dinero también es un reto, a ver si algún patrocinador quiere ayudarnos para realizar más pruebas», concluyen con picardía. Es lo que tienen los campeones. No basta con la superación propia. Al final son ellos los que proponen los desafíos.

Fuente: Ideal